Relato del Estado Barina (Socopo - Ticoporo)
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El Espanto de ticoporo
Dicen que en las cercanía del río Ticoporo, ubicado muy próximo a Ciudad Bolivia, solía hace mucho tiempo ocurrir una cosa inaudita, poco creíble, pero que sus referencias saltaba de boca en boca entre los parroquianos que residían en las comunidades rurales de Sabaneta, Mijaguas, El Banquito, El Aceituno, Banco Alto y Las Piedras. Sin embargo entre los nuevos residentes de esas comarcas no se escuchan narraciones que relaten acontecimientos recientes vinculados al Espanto del Ticoporo. Muy pocos ancianos relatan los escándalos a que fueron sometidos estos caseríos, pero todos ellos muestran un brillo fulgurante en sus ojos y recuentan añejas andanzas en las que se enteraron de la supuesta aparición del espanto.
Parece ser que por aquellos tiempos, hace muchos años, algún transeúnte que se
desplazaba en bicicleta, en horas cercanas a la medianoche y en la oscuridad,
por una carretera llena de piedras y arena en la que estaba colocado un puente
sobre el río Ticoporo, sentía de manera sorpresiva y en silencio que la carga
de alguien sin su consentimiento subía en plena marcha sobre la parrilla de su
vehículo y lo acompañaba durante el recorrido de un trayecto que la mayoría de
las veces alcanzaba unos trescientos metros de distancia. Comentaban los que
sabían del cuento que el asustado conductor de la cicla trataba de observar en
medio de la oscuridad y del susto la presencia visual de alguien, pero sus
intentos eran vanos. Por supuesto que el susto se hacía cada vez mayor a medida
que cubría el trayecto con un peso superior al suyo, pero la supuesta persona
bajaba sin despedirse ni dar las gracias a los pocos metros, quedando el
infortunado ciclista lleno de pavor y encomendándose a los Santos del Cielo.
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Algunos aseguraban que el espanto solía darles escarmiento a los atrevidos que se aventuraban a transitar en medio de las noches solitarias por esos caminos y carreteras. Argumentan algunos que la presencia del espanto, ocasionando sustos, ocurría con la finalidad de evitarles el peligro a que se exponían los caminantes y conductores de bicicletas en las noches oscuras por la carretera solitaria. Otros dicen que el Espanto del Ticoporo corresponde al alma en pena de un pobre hombre que fue asesinado en el sitio donde está colocado el puente sobre el río del mismo nombre cuando deambulaba sin precaución por la carretera. Juran que para evitar los eventuales ataques del extraño acompañante se recomienda llevar escapularios y rezar un Padrenuestro al atravesar el río.

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